miércoles, 1 de junio de 2011

EL AGUA Y LA SALUD


El agua es fundamental de nuestro organismo y vital para nuestra salud. El cuerpo está preparado para detectar la pérdida de líquido dando lugar a la sed. Sin embargo, hay que tener cuidado: el agua en exceso también puede ser perjudicial.
Todos sabemos la importancia de mantener el cuerpo hidratado. La escasez de líquido en el cuerpo puede producir un colapso en los órganos principales e incluso conducirnos a la muerte si no es remediado a tiempo.
Las causas que pueden producir la deshidratación son más sencillas de lo que parece: simplemente jugar un partido de fútbol sin hidratarse de forma adecuada puede dar lugar a que en el organismo se produzca una situación de emergencia.
Muchas veces se ha comentado que el cuerpo puede resistir varios días sin comer, pero no sin beber. Y es así. Abandonados en el desierto sin alimentos podríamos llegar a sobrevivir hasta un mes. Sin agua, apenas un par de días.
Nuestro cuerpo está compuesto en un 55% aproximadamente por agua. De ahí la importancia de mantenernos hidratados adecuadamente.

El mecanismo de la sed
El agua que está en nuestro cuerpo se halla repartida fundamentalmente en el tejido intracelular y en el extracelular. Cuando el nivel de agua en uno de los dos niveles se encuentra demasiado bajo, da lugar a la sed. Así, una serie de señales de los osmorreceptores cerebrales y extra cerebrales (que controlan la deshidratación intracelular y extracelular, respectivamente) empiezan a llegar al hipotálamo.
Por lo general, una persona puede empezar a sentir sensación de sed con la pérdida de un 1% de los fluidos corporales. Sin embargo, hay diferentes razones que pueden provocar el bloqueo de esa señal, como el estrés. De ahí que se recomiende no esperar a tener sed para beber, sobre todo, cuando hay altas temperaturas y en el caso de ancianos y niños, en los que este sistema se desajusta más fácilmente.
Demasiada agua: un peligro para la salud
Un exceso de agua también puede ser negativo. La hiponatremia (demasiada agua) puede desequilibrar nuestro organismo, haciendo bajar de forma brusca los niveles de sal y produciendo congestión pulmonar, inflamación cerebral y, en casos muy extremos, la muerte.
A veces, los deportistas beben demasiado para combatir la deshidratación. En esos casos, aumenta la producción de orina para eliminar el líquido sobrante. Pero si la cantidad de agua es excesiva se colapsa la capacidad del riñón, comienza a diluirse la concentración de sodio en el cuerpo, produciéndose un peligroso desajuste electrolítico.
Se ha estudiado los efectos de un exceso de agua en diferentes atletas, como corredores de maratón, dando lugar a un resultado muy claro: demasiada agua es también peligrosa para la salud.

El agua es fundamental de nuestro organismo y vital para nuestra salud. El cuerpo está preparado para detectar la pérdida de líquido dando lugar a la sed. Sin embargo, hay que tener cuidado: el agua en exceso también puede ser perjudicial.
Todos sabemos la importancia de mantener el cuerpo hidratado. La escasez de líquido en el cuerpo puede producir un colapso en los órganos principales e incluso conducirnos a la muerte si no es remediado a tiempo.
Las causas que pueden producir la deshidratación son más sencillas de lo que parece: simplemente jugar un partido de fútbol sin hidratarse de forma adecuada puede dar lugar a que en el organismo se produzca una situación de emergencia.
Muchas veces se ha comentado que el cuerpo puede resistir varios días sin comer, pero no sin beber. Y es así. Abandonados en el desierto sin alimentos podríamos llegar a sobrevivir hasta un mes. Sin agua, apenas un par de días.
Nuestro cuerpo está compuesto en un 55% aproximadamente por agua. De ahí la importancia de mantenernos hidratados adecuadamente.

El mecanismo de la sed
El agua que está en nuestro cuerpo se halla repartida fundamentalmente en el tejido intracelular y en el extracelular. Cuando el nivel de agua en uno de los dos niveles se encuentra demasiado bajo, da lugar a la sed. Así, una serie de señales de los osmorreceptores cerebrales y extra cerebrales (que controlan la deshidratación intracelular y extracelular, respectivamente) empiezan a llegar al hipotálamo.
Por lo general, una persona puede empezar a sentir sensación de sed con la pérdida de un 1% de los fluidos corporales. Sin embargo, hay diferentes razones que pueden provocar el bloqueo de esa señal, como el estrés. De ahí que se recomiende no esperar a tener sed para beber, sobre todo, cuando hay altas temperaturas y en el caso de ancianos y niños, en los que este sistema se desajusta más fácilmente.
Demasiada agua: un peligro para la salud
Un exceso de agua también puede ser negativo. La hiponatremia (demasiada agua) puede desequilibrar nuestro organismo, haciendo bajar de forma brusca los niveles de sal y produciendo congestión pulmonar, inflamación cerebral y, en casos muy extremos, la muerte.
A veces, los deportistas beben demasiado para combatir la deshidratación. En esos casos, aumenta la producción de orina para eliminar el líquido sobrante. Pero si la cantidad de agua es excesiva se colapsa la capacidad del riñón, comienza a diluirse la concentración de sodio en el cuerpo, produciéndose un peligroso desajuste electrolítico.
Se ha estudiado los efectos de un exceso de agua en diferentes atletas, como corredores de maratón, dando lugar a un resultado muy claro: demasiada agua es también peligrosa para la salud.

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